viernes, 14 de enero de 2011

Abre tus ojos.

A veces da miedo abrir los ojos, porqe por ahi los abris y ves todo patas para arriba. Y eso es lo qe de verdad da miedo, los cambios. Como un niño qe juega a las escondidas tapándose los ojitos, creyendo qe así no lo ven, uno a veces cierra los ojos como si fueran a desaparecer todos los problemas. Como si muerto el cartero, fueran a desaparecer todas las cartas fuleras. Uno se hace el perro qe tubó la olla, como si el dolor qe siente no existiera. Uno destesta o ama a esa persona o a ese espejo qe canta las cuarenta. Uno detesta y ama a qien abre tus ojos. Abrir los ojos tiene gusto como a membrillo y qeso: es agridulce. Por un lado, como se pierde la magia pero por el otro... se sale del engaño. A veces lo tenemos qe ver es tan horrible, qe preferimos hacer la vista gorda y cerrar la tranqera, y vivir en una cajita de cristal. Y otras veces la bruja se pincha, y no qeda otra qe abrir los ojos, y mirar lo qe no qeremos ver. El corazón se nos estruja y qedamos sin aire, ahogados. Duele abrir los ojos. Es como salir de la oscuridad, qe la luz te enceguece. Ojos qe no ven, corazón qe no siente. Mejor mirar para otra lado, dicen. Meter la cabeza en la tierra como hace el avestruz. Pero para qe algo cambie hay qe romper la burbuja, hay qe salir de la cajita de cristal. Abrir los ojos y animarse a ver, aunqe no haya para ver nos estujr el corazón.
    

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